"Soy la pesadilla de todo médico", dijo sonriente.
"Es una bendición que pueda jugar al tenis. En estos momentos me va bien, mientras otros sufren las consecuencias de la crisis. Todos deberíamos estar agradecidos por tener la oportunidad de hacer los que queremos".
Sharapova deja abierta la fecha de su verdadera vuelta. Anteriormente había anunciado su participación en los torneos de París y de Dubai, peró finalmente tuvo que renunciar. "No tengo un calendario fijo. Esos tiempos pasaron", dijo la rusa. De manera que no está clara su aparición en el torneo de Miami a finales de marzo. "Necesito una o dos semanas jugando dos sets por día y me tengo que sentir al cien por ciento. Mientras no me sienta en forma, no volveré a la competición".
Ser la número 23 del mundo le importa tan poco como la prematura eliminación de Indian Wells. De momento no tiene nigún problema en ser una mera espectadora, aunque en septiembre fue distinto. Durante el Abierto de Estados Unidos no vio ni un partido por desesperación, pero en el Abierto de Autralia la cosa cambió. "Llegué incluso a quedarme despierta hasta la tres de la mañana para ver la final entre (Rafael) Nadal y (Roger) Federer, algo que no hago normalmente".